martes, 20 de octubre de 2009

Carrera del CSIC

Ahí va la crónica de Marcos:

Levanteme temprano para la tempranera carrera de la ciencia. Comentábamos Rubén y yo en la salida si tiene sentido madrugar un domingo para ir a echar el hígado corriendo; unos seis mil individuos opinan que sí a juzgar por el abarrote que se produce siempre en esta carrera. A pesar de dicho abarrote, conseguir el dorsal y el chip (nuevo modelo: una chapa plana con cuatro agujeros) no llevó ni dos minutos.
Esta ha sido la carrera de las obras; en varios tramos se estrechaba la calzada debido a vallas que limitaban obras (no hubo que saltar ninguna zanja). Es un detalle importante porque salimos muy atrás y el slalom habitual para ir poniéndose en ritmo de carrera costó un poco más de la cuenta por culpa de esas estrecheces. Aun así, Rubén y yo salimos como rayos y adelantamos muchas posiciones hasta el comienzo de la carrera real, en el Paseo de la Castellana, donde se inicia la cuesta arriba (aunque tus piernas no lo descubren hasta el km 7).
Justo en ese punto, Rubén sacó el turbo y ya no lo vi hasta la meta. Yo seguí a mi ritmo, o más bien, a buen ritmo, porque fui adelantando puestos todo el rato; creo que es la primera carrera en la que me pasa (ayudó lo atrás que salimos, aprendeos el truco psicológico). Mi objetivo era bajar de 45 min y este año parecía factible. Sabiendo ya el recorrido y preparado psicológicamente para la subida del Paseo de la Castellana, mantuve ritmo y fui pasando gente... eso sí, se me hizo larguísimo... hasta hubo un momento en que pensé que no habían puesto avituallamiento en el km 5, porque dicho km parecía no llegar nunca. Llegó, no obstante, y la moral seguía intacta. Lo malo vino al llegar a Cuzco, donde los subebajas ya empezaron a pesar en las piernas. Aguanté el tipo como pude. Algún puesto perdía, a pies de los veloces estos de km 8 que no se sabe de dónde salen a esa velocidad, pero lo ganaba a costa de los que iban perdiendo más fuelle que yo. Por fin apareció el cartel de km 9 y ahí puse el piloto automático de "Un km a todo lo que dé", ensayado en nuestros fartlek del Soto. Funcionó medianamente bien porque no me adelantaron muchos y yo adelante a alguno. Los últimos 100 m fueron a todo trapo, con un par de adelantos in extremis, en mi línea (uno a un paso de la meta)... todo ello para comprobar que por tres malditos segundos no logré bajar de 45 min... (tiempo real, el oficial mucho peor: 46:37).
Saldo final, puesto 755 de 4863 que terminaron la prueba... y, agarraos, puesto 495 de veteranos masculino, de... ¡3084! (se nota que los veteranos que vienen a esta carrera no están muy en forma).
Como guinda final, otro profesor URJC corrió esta carrera: Pablo Martínez de Anguita, en 1:11:00 (puesto, más allá del 4000). Esto es Campus Saludable.

A día de hoy, ni siquiera tengo agujetas... nuestro entrenamiento maratoniano da sus frutos.

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