miércoles, 7 de octubre de 2009

Media de Móstoles, 2009


El pasado fin de semana, cada hematocrito ha hecho la guerra por su cuenta. Así, mientras Luis casi se nos despeña por la Pedriza, yo estuve corriendo por Móstoles. Eso sí, todos hemos defendido honrosamente los "colores" de nuestro querido hematocrito.

Teniendo muy presente que nuestro club tiene sus orígenes fundacionales en los entrenos urjcianos por el Soto y, como la media maratón de Móstoles salía precisamente del parque del Soto, me animé a correr el domingo por Móstoles.

La carrera fue bonita, debo confesar que más de lo que yo esperaba y, afortunadamente para mí, me encontré bastante bien, también mejor de lo que esperaba. Éramos unos 600 participantes. Las calles y avenidas por las que circulamos eran, en su mayoría, muy anchas y apenas hubo curvas cerradas, así que, excepto los primeros metros, se corría muy desahogado. También ha sido positivo que había poco desnivel en el recorrido.

La salida era en frente del complejo deportivo municipal que hay junto al parque del Soto. Precisamente ahí, junto a la salida, estaba la primera de las dos únicas pegas que le pongo al recorrido. A escasos cincuenta metros de la salida, había una zanja en el margen izquierdo de la carretera. Para evitar recibir codazos y comerme la valla que rodeaba a la zanja, me quedé por la derecha y retrasado. El recorrido subía hasta el Carrefour y luego llegaba hasta la urjc. Como salí muy atrás, estaba rodeado de (demasiada) gente, así que tuve que apurar un poco, pese a que era un tramo de subida, para evitar el agobio. Corrimos un poquito por la zona de la Universidad (mi barrio), cosa que estuvo muy bien, porque así recibí ánimos de mi mujer y mi futura peque. A continuación, volvimos a rodear el Carrefour (km 4) y yo decidí unirme al grupo de los Maratonianos de Leganés, que llevaban un buen ritmo y muy buen ambiente.

Los siguientes 12 kilómetros fueron muy apacibles, básicamente nos dedicamos a bordear Móstoles SO, S y SE y, a continuación, desanduvimos lo andado (más bien corrido) por el interior de algún polígono. Hacia el kilómetro 14 decidí que iba un poco justito y me quedé algo rezagado del grupo de Maratonianos con el que iba.

En los últimos kilómetros cruzamos el centro (Plaza de Pradillo), que fue uno de los sitios donde hubo más público y, desde allí, fuimos directos a las pistas de atletismo del Soto. En mi camino, volví a encontrarme a mi mujer con la peque el su barriguita junto al parque Liana, hecho que me dio muchos ánimos para apurar los últimos kilómetros.

En la llegada, la segunda pega que le pongo al recorrido, dimos TRES vueltas a las pistas de atletismo (la primera por fuera del tartán, la segunda por la pista 6 y la tercera por la 1). Estaba convencido que serían dos vueltas y que no había visto el indicador de 20 kilómetros. Cuando me di cuenta de que serían tres vueltas, me vine un poco abajo y, en el último kilómetro me adelantaron tres personas.

Para despedirme, deciros que la organización ha compensado la paupérrima bolsa del corredor que nos entregaron en la llegada con la contratación de un servicio fotográfico muy eficiente. Han colgado muchísimas fotos y han distribuido fotos de la llegada de todos los atletas. Chapó para ellos y les pido disculpas por haber pensado que eran unos miserables después de abrir la bolsa.

Se me olvidaba, mi tiempo real fue de 1h 37min 41seg. Lo sé porque, como veis abajo, paré el cronómetro, justo cuando cruzaba la línea de meta – con lo bien que habría quedado en cámara una sonrisa “profidén”. En la foto aparece el cronometraje oficial con un tiempo ligerísimamente superior.

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